Campamento de 4º y 5º grado
Los chicos de 4° y 5° realizaron su campamento en la Estancia Santo Domingo de Lobos. Allí, con el equipo de docentes de educación física, los chicos realizaron actividades deportivas y recreativas con el espíritu de consolidar los vínculos del grupo y divertirse sanamente con sus compañeros. Las sonrisas de las fotos reflejan los buenos momentos que se vivieron.

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Campamento de 2º y 3er. grado
En Estancia Santo Domingo de Lobos.
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Campamento de 1er. grado en el colegio

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Un espacio para la formación docente:
"1er. Jornada de Innovación Educativa"

En la foto: Mirta López, Cristina Mensa, Graciela Del Buono, Tomás Cardoner, Karen Pascual, Milagros Cardoner y Marina Galeotti.

Como parte del proyecto en el avance de la formación docente, algunos integrantes del equipo directivo y docente participaron el 14 de noviembre de la 1er. Jornada de Innovación Educativa que se llevó a cabo en la UADE.  
El primer objetivo del encuentro consistió en analizar el nuevo modelo de enseñanza por tópicos transversales vinculados a la vida real, a problemas sociales y científicos concretos, que recientemente instauró Finlandia en su sistema de educación básico.
El segundo objetivo fue debatir sobre la situación de la educación en Latinoamérica, analizar las principales innovaciones en la región y discutir sobre las posibilidades de aprender de los procesos atravesados en Finlandia en nuestros propios y particulares contextos. La Jornada contó con la presencia de expertos nacionales y extranjeros.
Es un objetivo del Colegio Horizonte, fomentar y consolidar la formación académica de nuestro equipo docente y directivo para brindarles a los alumnos una mejor y actualizada educación.  

Fiesta recreativa de nivel inicial
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Cierre anual de los talleres de la tarde
Taller de Ludomatemática a cargo del profesor Ignacio Suárez.
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Taller de Música.
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Taller de Inglés.
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Un taller especialmente conformado para la expresión
Como la expresión corporal y verbal es una necesidad natural de los seres humanos, el colegio Horizonte, entiende la importancia de realizar talleres donde se puedan generar un espacio de expresión con técnicas y herramientas para que los chicos puedan crecer con esta necesidad bien desarrollada. Hay personas que tienen más facilidades que otras para expresarse, aquí se fomenta a aquellos que fluyen con esta capacidad, y se acompaña y anima a aquellos que más les cuesta. Les compartimos unas fotos.  
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Cierre de talleres de la Huerta, Arte e Ingenio y Deportes
Cierre del Taller de la Huerta.
Cierre del Taller de Arte e Ingenio.
Cierre del Taller de Deportes.

Fiesta de primaria
En la fiesta que tuvo lugar el 25 de noviembre con el ciclo de primaria, realizamos una representación desde la historia de “El Principito”, que visitaba diversos países donde recibía un mensaje de amor para entregarlo al mundo entero.  Les compartimos las fotos de esa fiesta que para nosotros fue muy importante y creemos que salió ¡muy linda!. 
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Ritmo con vasos
Hacer música con tapitas de plástico es posible, así lo demostró la actividad que lideró el profesor Agustín Stanley con los chicos de 1er. grado. Este juego, también conocido como "Ritmo con vasos", consiguió que los chicos crearan diversas e increíbles sonoridades.

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“Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.

Antoine Saint Exupéry.

Artículo recomendado:

Cuando el año se va...
Por Maritchu Seitún para La Nación.


Los adultos corremos cerrando los últimos pendientes, a veces con poco disfrute y algo de estrés. Pero ¿qué pasa con los chicos? ¿Cómo repercuten en ellos estos meses? Una propuesta para llegar al 31 de diciembre más sabios, más tranquilos.

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La buena frustración
Fuente:
Revista Sophia.

Mis padres rara vez se preocuparon por la posibilidad de que yo me frustrara. Hacían lo que les parecía correcto, de acuerdo con su criterio, y no dudaban de lo que pensaban o resolvían. Todos estábamos inmersos en una cultura estable, en la que las ideas sobre la educación de los hijos se sostenían y pasaban de generación en generación.

Esto era así para todos los temas, ya fuera la cantidad de paquetes de figuritas que nos compraban, la edad para ir a dormir a casa de amigos, la hora de acostarse o de hacer las tareas o la edad para ir a fiestas de varones y mujeres con baile, entre otras cuestiones. Tenían claro lo que les parecía adecuado para cada edad y no consultaban demasiado antes de resolver, ni daban lugar a nuestras quejas o reclamos. Muchas veces eran arbitrarios e injustos en sus decisiones y nosotros nos enojábamos, pero ellos ni se enteraban porque sabíamos que las consecuencias habrían sido dolorosas si nos hubiéramos atrevido a hacerlos cambiar de idea.

Todo estaba muy claro, pero no era bueno para nadie, porque generaba distancia y falta de comunicación, y se resentía nuestra autovaloración. Algunas veces (o algunos chicos) nos enojábamos, pero de todos modos hacíamos caso; otras, acatábamos sin siquiera dudar. Solo algunas pocas veces nos atrevíamos a enfrentarlos. Nuestra autoestima no prosperaba en ninguna de esas opciones, pero en cambio adquiríamos una tolerancia a la frustración y una capacidad de espera a toda prueba de la que hoy carecen la mayoría de nuestros niños.

Sin darnos cuenta, al querer escucharlos, comprenderlos, que no sufran y sean felices, las siguientes generaciones nos olvidamos de que existe una “buena” frustración, que es sana, fortalece y hace bien. Esto les permitirá sublimar, postergar la gratificación inmediata y buscar alternativas que muchas veces resultan más ricas y satisfactorias. De esos deseos no atendidos surge la posibilidad de salir del egocentrismo, mirar más allá de ellos mismos, descubrir a las personas que los rodean con sus deseos y necesidades, despertar al idealismo, encontrar el deseo, el interés y la fuerza para intentar cambiar y mejorar el mundo.

Los chicos faltos de frustración son frágiles y disponen de pocos recursos para enfrentar los contratiempos de la vida, porque tienen poca práctica y entrenamiento de fortalecimiento a través del “no” de los adultos. A veces se convierten en pequeños (o enormes) tiranos, que creen ser nuestros dueños o jefes, convencidos de que es nuestra obligación atender cada uno de sus pedidos, que ellos consideran exigencias, convencidos de ser los dueños de todos los derechos (¡y de ninguna obligación!).

La frustración óptima –ni tanta ni tan escasa– no solo fortalece sino que enriquece los recursos de los chicos y los pone ingeniosos, los ayuda a defender su ideas y a pelear por ellas, nos da tiempo a los adultos para ver si están listos para aquello que piden y si de verdad les hace falta y/o les hace bien en algún sentido.

Un último dato: las pequeñas frustraciones de todos los días, cerca de mamá y papá, los preparan para las inevitables frustraciones que tendrán que enfrentar más adelante sin nuestra protección y acompañamiento. ¡Bienvenida la tolerancia a la frustración a la vida de nuestros niños!